miércoles, 19 de marzo de 2014

Teoria de los Rasgos

En el ámbito de la psicología, la teoría del rasgo es un modelo explicativo del comportamiento humano que supone la existencia de características estables en la estructura de la personalidad de los individuos. Desde este punto de vista, la personalidad está formada por una jerarquía de rasgos estables y consistentes que determinan, explican y, hasta cierto punto, permiten predecir el comportamiento individual, en la medida en que guían la forma en que cada individuo piensa e interpreta la realidad.

Rasgos Patrones relativamente duraderos de conducta (pensar, actuar y sentir) que son relativamente consistentes en distintas situaciones. La teoría de los rasgos está más interesada en describir los rasgos más que en explicar sus orígenes.

Teoría de los rasgos de Allport (1937-1961) Consideraba que los rasgos existían en el sistema nervioso como estructura que guiaban la conducta congruente en diversas situaciones. Partió de la premisa que todos tenemos rasgos: dependencia, ansiedad, agresividad y sociabilidad. Pero siempre predomina un rasgo sobre los otros.

Plantea tres categorías básicas de los rasgos RASGOS Son muy generales y tienen influencia en todos los actos de CARDINALES una persona. Ejemplo: alguien muy tolerante que lo demuestra continuamente. RASGOS Son más comunes en la persona y más observables en su CENTRALES comportamiento, aunque no siempre sea tan evidentes. Ejemplo: una persona violenta, no se muestra así todo el tiempo. RASGOS Atributos que no constituyen una parte fundamental de la SECUNDARIA personalidad, pero están presenten en ciertos momentos. Ejemplo: Una mujer es muy callada, pero si en el transporte público un hombre la toca ofensivamente, ella le gritaría y lo insultaría.

Las teorías de los rasgos clasifican a las personas en función de un núme­ro de rasgos. El rasgo puede definirse, en términos generales, como una mar­ca distintiva. Gordon Allport lo define como una predisposición, una actitud o tendencia a responder de una manera determinada. Para él, se trata de "un sistema neuropsíquico (peculiar del individuo) generalizado y localizado, con la capacidad de convertir muchos estímulos en equivalentes funcionales y de iniciar y guiar formas equivalentes de conducta expresiva y adaptativa". El componente adaptativo de la conducta se refiere a su contenido ("qué" con­ducta), mientras que el componente expresivo se refiere a "cómo" se realiza tal conducta. Diferentes personas pueden realizar una misma actividad (el "qué") pero de maneras muy diversas (el "cómo"); por ejemplo, se puede par­ticipar en una conversación de manera entusiasta, agresiva o complaciente. El componente adaptativo (conversar) es la misma actividad en todos los casos, mientras que el componente expresivo sería la manera entusiasta, agresiva o complaciente en que se realiza tal actividad.
Los rasgos son características distintivas o cualidades que existen en las per­sonas. Allport propone que "el rasgo tiene una existencia normal; es indepen­diente del observador, está realmente ahí". De esta manera, el autor redifica el rasgo, lo concibe como algo que existe por sí mismo. No todos los autores concuerdan con esta idea.

Para algunos, por ejemplo, el rasgo se trataría de una abstracción teórica, y estaría constituido a partir de las regularidades y los patrones que se pueden observar en las conductas de los individuos. Por eso, definen al rasgo como una etiqueta verbal que caracteriza las diferencias individuales.

Evaluación de la personalidad

¿Cómo evalúan los psicólogos la personalidad?
En ciertos sentidos, evaluar la personalidad es como evaluar la inteligencia, pues tratamos de medir algo intangible e invisible. Y, en ambos casos, una “buena prueba” es aquella que resulte confiable y válida; es decir, aquella que proporcione resultados confiables y consistentes, al tiempo que mida lo que pretende medir. Además, factores como la fatiga, el deseo de impresionar al examinador y el temor de someterse a evaluación afectan el desempeño de la persona en la prueba. Pero existen algunas dificultades especiales en la medición de la personalidad. Como se sabe, la personalidad refleja la conducta característica. Al evaluar entonces la personalidad no estamos interesados en la mejor conducta de alguien.

Nos interesa su conducta típica, la forma en que una persona suele comportarse en la mayoría de las situaciones. Y, en muchos casos, debemos confiar en el autorreporte, el cual, como veremos, entraña ciertos problemas.
En la intrincada tarea de medir la personalidad, los psicólogos usan cuatro herramientas básicas: la entrevista personal, la observación directa de la conducta, las pruebas objetivas y las pruebas proyectivas. En la tabla sinóptica se mencionan las herramientas más estrechamente relacionadas con cada una de las principales teorías de la personalidad.


La entrevista personal
Una entrevista es una conversación con un propósito: obtener información de la persona entrevistada. Algunas entrevistas son no estructuradas, es decir, el entrevistador plantea preguntas al entrevistado acerca de cualquier material que surja y, siempre que sea apropiado, hace preguntas de seguimiento. Pero cuando realizan investigación sistemática acerca de la personalidad, los investigadores recurren con más frecuencia a la entrevista estructurada. En este tipo de entrevista, el orden y el contenido de las preguntas son fijos y el entrevistador se adhiere al formato establecido. Aunque es menos personal, la entrevista estructurada permite obtener información comparable de todos los entrevistados. También es más eficaz para obtener información acerca de temas delicados que difícilmente surgen de manera espontánea en una entrevista no estructurada.

Observación directa
Otra forma de averiguar cómo suele comportarse una persona consiste en observar sus acciones en situaciones cotidianas a lo largo de un periodo prolongado. Los conductistas y los teóricos del aprendizaje social prefieren este método de evaluación de la personalidad porque les permite ver la forma en que las situaciones influyen en la conducta y advertir la gama de conductas que la persona es capaz de exhibir. La observación funciona mejor con niños pequeños porque la mayoría de la gente se muestra consciente de sí misma cuando sospecha que la están observando. Pero esta técnica se utiliza con éxito con personas de casi cualquier edad en muchos escenarios: la cafetería de la compañía, una línea de ensamblaje, o cualquier lugar en que la gente trabaje o socialice.
De manera ideal, los relatos no sesgados de los observadores presentan una imagen exacta de la conducta, pero un observador corre el riesgo de malinterpretar el verdadero significado de un acto. Por ejemplo, tal vez el observador piense que la conducta de los niños es hostil cuando ellos sólo se están protegiendo del bravucón del grupo.
La observación directa es un método de investigación costoso y tardado, que puede conducir a resultados fallidos si, como mencionamos antes, la presencia del observador afecta la conducta de la gente

Pruebas objetivas
Para no depender de las habilidades de un entrevistador o de las habilidades interpretativas de un observador en la evaluación de la personalidad, los psicólogos diseñaron las pruebas objetivas o inventarios de personalidad. Por lo general, se trata de pruebas escritas que se aplican y se califican de acuerdo con un procedimiento estándar.
Las pruebas por lo regular se elaboran de forma que la persona simplemente elija un “sí” o “no” como respuesta o seleccione una respuesta entre muchas opciones. La pruebas objetivas son las herramientas de mayor uso para la evaluación de la personalidad,
Pero presentan dos serios inconvenientes. Primero, confían por completo en los
autor reportes. Si la gente no se conoce bien, o no es del todo objetiva acerca de su persona, o desea dar una imagen particular de sí misma, la utilidad del cuestionario de autorreporte resulta limitada (Funder, 1991). De hecho, algunas investigaciones indican que los pares que conocen bien al individuo a menudo lo describen mejor que él mismo (Funder, 1995). Segundo, si la gente ha respondido a otros cuestionarios de personalidad, su familiaridad con el formato de la prueba afectará sus respuestas al cuestionario actual. Éste es un problema particular en las universidades, donde es probable que los estudiantes participen en muchas investigaciones que utilizan inventarios de personalidad. (Council, 1993).


Pruebas proyectivas
Los teóricos psicodinámicos, quienes creen que la gente a menudo no tiene conciencia de los determinantes de su conducta, tienen muy poca confianza en las pruebas objetivas de personalidad que se basan en autorreportes. En lugar de ello prefieren usar pruebas proyectivas de personalidad.

 La mayoría de las pruebas proyectivas constan
De estímulos ambiguos simples que pueden provocar un número ilimitado de respuestas a la gente se le muestra un material esencialmente sin significado o alguna imagen vaga y se le pide que explique lo que significa el material para ella. O bien, a los examinados se les da el fragmento de una oración como “Cuando me veo al espejo, yo…” para que ellos completen la oración. No reciben señales respecto a la “mejor manera” de interpretar el material o completar la frase.
Las pruebas proyectivas tienen varias ventajas para evaluar la personalidad. Como son flexibles y pueden tratarse incluso como juegos o acertijos, la gente a menudo las presenta en una atmósfera relajada, sin la tensión o la conciencia de uno mismo que en ocasiones acompañan a las pruebas objetivas de autorreporte. Con frecuencia, la persona que es examinada ni siquiera conoce el verdadero propósito de la prueba, por lo que es menos probable

Que las respuestas sean amañadas. Algunos psicólogos creen que las pruebas proyectivas ponen al descubierto pensamientos y fantasías inconscientes, como los problemas sexuales o familiares latentes. En cualquier caso, la precisión y utilidad de las pruebas proyectivas dependen en gran medida de la habilidad del examinador para generar e interpretar las respuestas.

Aprendizaje Cognoscitivo Social

Aprendizaje cognoscitivo social, es aquel que va ligado a una serie de conductas específicas de la vida social, como por ejemplo, hábitos sociales, actitudes, defectos, etc. Se trata de un uso genérico que no señala procesos concretos, sino el ámbito en que se dan.
Podemos decir, que el aprendizaje social se da de dos maneras diferentes, la primera se da de dos maneras diferentes, la primera se da en virtud de las relaciones con las demás personas en un ambiente social y la segunda se da en la interacción de factores tanto externos como internos y el medio que interviene en la conducta personal. Para muchos psicólogos el aprendizaje cognoscitivo social puede darse a través de un proceso de modelamiento, de imitación, observando lo que otros hacen, de lo que se nos indica y de manera vicaria, etc.

Expectativas, autoeficacia y locus de control
Albert Bandura (1977, 1986, 1997) afirma que la gente evalúa una situación de acuerdo Con ciertas expectativas internas, como las preferencias personales, y que esta evaluación Influye en su conducta. La retroalimentación ambiental que sigue a la conducta Actual influye, a su vez, en las expectativas futuras. De esta forma, las expectativas Guían la conducta en una situación determinada, y los resultados de la conducta en esa Situación moldean las expectativas en situaciones futuras. A su vez, las expectativas llevan A la gente a conducirse de acuerdo con estándares de desempeño únicos, que son Medidas de excelencia determinadas individualmente mediante las cuales juzga su conducta.
Quienes tienen éxito en la satisfacción de sus propios estándares de desempeño Interno desarrollan una actitud que Bandura llama autoeficacia (Bandura y Locke, 2003). Por ejemplo, dos jóvenes mujeres que prueban por primera vez un juego de video Pueden experimentar la situación de manera muy diferente, incluso si sus puntuaciones Son igualmente bajas. Una con un alto sentido de autoeficacia encontrará que la Experiencia es divertida y estará dispuesta a obtener las habilidades necesarias para Avanzar al siguiente nivel del juego, mientras que la otra con un bajo sentido de autoeficacia se siente descorazonada por la baja puntuación, asumirá que nunca será buena con los videojuegos y no volverá a jugar nunca. De manera similar, una persona con alta autoeficacia que interpreta los problemas de matemáticas como oportunidades para triunfar se aproximará a la parte matemática de las pruebas académicas con una expectativa diferente a alguien que ve los problemas de matemáticas como oportunidades para fracasar.
Observe que en nuestro ejemplo las dos jóvenes se acercaron a la experiencia con expectativas diferentes. Para Julian Rotter (1954), el locus de control es una expectativa frecuente, o estrategia cognoscitiva, mediante la cual la gente evalúa las situaciones.
La gente con un locus interno de control está convencida de que puede controlar su propio destino. Cree que mediante el trabajo duro, la destreza y la capacitación obtendrá reforzamiento y evitará el castigo. Las personas con un locus externo de control no se creen capaces de controlar su destino. En lugar de ello, están convencidas de que el azar, la suerte y la conducta de los demás determina su destino y que están imposibilitadas para cambiar el curso de su vida.
Bandura y Rotter, dos de los más destacados teóricos del aprendizaje cognoscitivo-social, han tratado de combinar variables personales (como las expectativas) con variables situacionales en un esfuerzo por entender las complejidades de la conducta humana.
Ambos teóricos creen que las expectativas se vuelven parte del estilo explicativo de una persona, que a su vez influye considerablemente en la conducta. Por ejemplo, el estilo explicativo distingue a los optimistas de los pesimistas. Es lo que causa que dos novatos que obtienen la misma puntuación en un juego de video respondan de manera tan diferente.
Las expectativas generales o estilos explicativos como el optimismo o pesimismo tienen un efecto significativo sobre la conducta. Algunas investigaciones demuestran que ya a una edad tan temprana como los ocho años los niños han desarrollado un estilo explicativo habitual. En un estudio, se pidió a alumnos de tercer grado que leyeran descripciones de 12 eventos buenos y 12 malos, y que luego explicaran las razones por las que sucedieron tales eventos. Sus puntuaciones reflejaban su grado de pesimismo u optimismo. Los pesimistas tendían a creer que los eventos negativos se debían a características personales que no podían cambiar; los optimistas consideraban que los eventos negativos eran incidentes desafortunados que podían remediar. Se encontró que los niños con un estilo pesimista eran más proclives a la depresión y a tener un peor desempeño en las pruebas de aprovechamiento (Nolen-Hoeksema, Girgus y Seligman, 1986).
En un Estudio, ahora famoso, los investigadores hicieron un seguimiento de 99 estudiantes graduados de Harvard de 1939 a 1944. Los hombres fueron entrevistados acerca de sus experiencias y se sometieron a revisiones físicas cada cinco años. Cuando los investigadores analizaron las entrevistas de los hombres en busca de signos de pesimismo u optimismo, encontraron que el estilo explicativo demostrado en esas entrevistas anticipaba el estado de salud de un individuo décadas más tarde. Los hombres que eran optimistas a los 25 años tendían a ser más saludables a los 65 años, mientras que la salud de los pesimistas se empezó a deteriorar aproximadamente a los 45 años (Peterson Vaillant y Seligman, 1988). Aunque no están claras las razones de esos hallazgos, una investigación separada que empleó una lista de cotejo acerca de los hábitos de salud encontró que los pesimistas de este estudio tenían menos cuidado con su salud que los optimistas. Tendían a fumar y beber más y reportaban dos veces más resfriados y visitas a los médicos

El  caso de Jaylene Smith Jaylene Smith, de 30 años de edad, es una talentosa doctora en medicina que visita al psicólogo porque le preocupan algunos aspectos de su vida social. Sus conocidos la describen en términos elogiosos; les parece sumamente motivada, inteligente, atractiva y encantadora. Pero Jay se siente terriblemente insegura y ansiosa. Cuando el psicólogo le pidió que eligiera algunos adjetivos que la describieran, eligió “introvertida”, “tímida”, “inadecuada” y “desdichada”.
Jay fue la primogénita en una familia con dos muchachos y una chica. Su padre es un investigador médico tranquilo y gentil. Su trabajo le permitía muchas veces estudiar en casa, por lo que tuvo mucho contacto con sus hijos cuando éstos eran pequeños.
Amaba a todos sus hijos, pero resultaba evidente que Jay era su favorita. Sus ambiciones y metas para ella eran muy altas y, mientras ella crecía, satisfizo todas sus necesidades y demandas casi de inmediato y con plena convicción. Su relación se mantiene hoy tan cercana como lo fue durante la niñez de Jay..

La madre de Jay trabajaba largas horas fuera de casa como gerente de una tienda y, en consecuencia, veía a sus hijos principalmente de noche y en algunos fines de semana libres. Cuando llegaba a casa, la señora Smith estaba cansada y tenía poca energía para las interacciones “no esenciales” con sus hijos. Siempre estuvo orientada hacia su carrera, pero experimentaba mucho conflicto y frustración al tratar de reconciliar su papel como madre, ama de casa y proveedora financiera. La señora Smith por lo general era amable con todos sus hijos, pero tendía a discutir más con Jay, hasta que las discusiones disminuyeron cuando Jay tenía seis o siete años. En la actualidad, su relación es cordial pero carece de la cercanía evidente que existe entre Jay y el doctor Smith. Las interacciones entre el señor y la señora Smith en ocasiones se vieron nubladas por acaloradas discusiones por asuntos aparentemente triviales. Esos episodios siempre eran
Seguidos por periodos de silencio mutuo que se prolongaban por días.

Jay sentía muchos celos de su primer hermano, que nació cuando ella tenía dos
Años. Sus padres recuerdan que Jay en ocasiones estallaba en rabietas cuando el nuevo bebé exigía y recibía mucha atención (en especial por parte de la señora Smith). Las rabietas se intensificaron cuando nació el segundo hermano de Jay, justo un año después.
Al pasar el tiempo, los hermanos formaron una alianza para tratar de socavar la
Posición suprema de Jay frente a su padre. Jay se acercó más a su padre y desde la niñez hasta el presente su relación con sus hermanos se ha caracterizado por celos y rivalidad mayores al promedio.
A lo largo de la primaria, la secundaria y el bachillerato, Jay fue popular y tuvo un
buen desempeño académico. Desde muy pequeña se decidió por estudiar medicina.
Pero entre los ocho y los 17 años experimentó fuertes sentimientos de soledad, depresión, inseguridad y confusión, sentimientos que, aunque son bastante comunes durante este periodo, eran más fuertes y perturbadores para Jay que para la mayoría de los jóvenes.
La estancia de Jay en la universidad fue un periodo de gran crecimiento personal, pero varios desengaños románticos le causaron mucho dolor. Su incapacidad para establecer una relación estable y duradera persistió después de la universidad y esto la atormentó mucho. Aunque tranquila en la mayoría de las circunstancias, Jay a menudo tenía explosiones de ira que terminaban con cada relación romántica importante que tenía. “¿Qué hay de malo en mí?”, se preguntaba. “¿Por qué me resulta imposible mantener una relación seria por un tiempo prolongado?”
En la facultad de medicina sus conflictos emergían en su conciencia periódicamente: “No merezco ser doctora”, “No aprobaré los exámenes”, “¿Quién soy yo y qué quiero de la vida?”
¿Cómo podemos describir y entender la personalidad de Jaylene Smith? ¿Cómo se convirtió en lo que es? ¿Por qué se sentía insegura y vacilante a pesar de su evidente éxito? ¿Por qué sus amigos la consideraban encantadora y atractiva mientras ella se describía como introvertida e inadecuada? Éstos son los tipos de preguntas que probablemente plantearían los psicólogos de la personalidad acerca de Jay.

Visión del aprendizaje cognoscitivo-social de Jaylene Smith.

Jaylene aprendió a ser tímida e introvertida porque fue recompensada por pasar mucho tiempo estudiando a solas. Su padre probablemente alentó su dedicación a los estudios y seguramente obtuvo el respeto de sus maestros. Más aún, las largas horas de estudio la ayudaron a evitar los sentimientos incómodos que experimentaba cuando estaba rodeada de otra gente por largos periodos.
El reforzamiento puede haber moldeado también otras facetas de la personalidad de Jay. Sin duda, su padre y sus maestros reforzaron su autodisciplina y su necesidad de tener éxito académico. Incluso su agresión hacia los hombres pudo haber sido aprendida en la niñez como un mecanismo exitoso de afrontamiento. Si su hostilidad ponía fin a las burlas de los hermanos y también era reforzada con el afecto del padre, ella aprendió a reaccionar con agresión ante las amenazas que percibía por parte de los hombres en general.
Además, al menos algunos aspectos de la personalidad de Jaylene se formaron al observar a sus padres y hermanos, y al aprender lecciones sutiles de esas interacciones familiares. Por ejemplo, su conducta agresiva con los novios quizá surgió de la observación de las peleas entre los padres. Cuando pequeña, observó que algunas personas manejan el conflicto por medio de arrebatos. Más aún, como podría predecir el concepto de autoeficacia de Bandura, Jay seguramente advirtió que su padre disfrutaba tanto de su vida familiar como de su carrera de investigador médico, mientras que los dos trabajos de la madre como ama de casa y gerente de una tienda la dejaban frustrada y agotada. Es probable que este contraste haya contribuido al interés de Jay en la medicina y a sus sentimientos ambivalentes hacia el establecimiento de una relación cercana que podría conducir al matrimonio.

Evaluación de las teorías del aprendizaje cognoscitivo-social.
Las teorías del aprendizaje cognoscitivo-social de la personalidad parecen tener un gran potencial. Vuelven a colocar los procesos mentales en el centro de la personalidad y se concentran en la conducta consciente y la experiencia. Podemos definir y estudiar científicamente los conceptos clave de esas teorías, como la autoeficacia y el locus de control, lo que no sucede con los conceptos centrales de las teorías psicodinámicas y humanistas.

Además, las teorías del aprendizaje cognoscitivo-social ayudan a explicar por qué la gente se comporta de manera inconsistente, un área en la que fallan los enfoques de los rasgos. Las teorías del aprendizaje cognoscitivo-social de la personalidad también han generado terapias útiles que ayudan a la gente a reconocer y modificar un sentido de autoeficacia o estilos explicativos negativos. En particular, esas terapias han ayudado a la gente a superar la depresión. Por otra parte, los teóricos de la administración han adoptado la teoría del aprendizaje cognoscitivo-social por sus implicaciones prácticas para el desempeño laboral. Muchos estudios, conducidos durante más de 20 años, han demostrado una correlación positiva entre la autoeficacia y el desempeño en escenarios laborales, escolares y clínicos. Sin embargo, es demasiado prematuro decir qué tan bien explican las teorías del aprendizaje cognoscitivo social la complejidad de la personalidad humana. Algunos críticos señalan que el beneficio de una mirada retrospectiva nos permite explicar cualquier conducta como el producto de ciertas cogniciones, pero que eso no significa que dichas cogniciones sean las causas (o al menos las únicas causas) de la conducta.

Así como existe gran diversidad en la forma en que los psicólogos conciben a la personalidad, también discrepan en el momento de establecer cuál es la mejor manera de medirla o evaluarla.

Teorías Humanistas de la Personalidad

La teoría humanista de la personalidad, hace hincapié en el hecho de que los humanos están motivados positivamente y progresan hacia niveles más elevados de funcionamiento.
Dice que la existencia humana es algo más que luchar por conflictos internos y crisis existenciales.
Cualquier teoría de la personalidad que subraye la bondad fundamental de las personas y su lucha por alcanzar niveles mas elevados de conociendo y funcionamiento entra dentro del grupo de teoría humanística de la personalidad.


Ya vimos como Freud, pensaba que la personalidad era el resultado de la resolución de los consientes y de los inconscientes de las personas, además de las crisis del desarrollo.

Teoría de la personalidad según Carl Rogers


Rogers se interesó en el estudio del individuo en sí mismo. Para esto desarrolló una teoría de la personalidad centrada en el yo, en la que se ve al hombre como un ser racional, con el mejor conocimiento posible de sí mismo y de sus reacciones, proponiendo además el autoconocimiento como base de la personalidad y a cada individuo como ser individual y único.
                        
Rogers en su teoría de la personalidad le otorga una importancia fundamental a dos constructos, que serán la base de ésta, tales constructos son el organismo y el sí mismo.

El organismo, sería el centro de cualquier experiencia que incluya todo aquello que ocurre internamente en el organismo. El modo como el individuo se comporta depende del campo fenoménico, es decir, la realidad subjetiva y no de las condiciones estimulantes (realidad externa. Según la teoría de Rogers todas las personas tienden a confrontar sus experiencias simbólicas con el mundo objetivo, esta verificación de la realidad le proporciona al sujeto un conocimiento confiable del mundo el cual le permite conducirse adecuadamente en la sociedad, sin embargo en algunas ocasiones estas verificaciones pueden ser incorrectas, lo cual conlleva al individuo a tener un comportamiento carente de realismo.

Él sí mismo por otra parte sería una parte del campo fenoménico que poco a poco se va diferenciando y que en definitiva representa lo que la persona es. Además del sí mismo como tal, existe un si mismo ideal que representa lo que la persona desearía ser.

lunes, 17 de marzo de 2014

Teorias Psicodinámicas

La teoría de la psicodinámica argumenta que la conducta es la consecuencia de fuerzas psicológicas inherentes al individuo que se da fuera de la conciencia. La teoría psicodinámica aduce 5 proposiciones ellas son.
1.    Que nos comportamos de forma inconsciente
2.    En nuestra mente surgen conflictos
3.    La personalidad se empieza a formar por experiencias tempranas en la niñez.
4.    La manera en como pensamos sobre nosotros mismos influye en como sociabilizamos con los demás.
5.    Tener una personalidad desarrollada influye en como manejamos los sentimientos sexuales o agresivos si somos dependiente en lugar de independiente
La orientación psicodinámica en el campo de la salud mental sigue una línea que recoge el pensamiento psicoanalítico, basándose en que el acto de conducta es siempre un acto con sentido y con finalidad, con independencia de que el sujeto posea, o no, conocimiento de los mismos. La metodología derivada de esa concepción apunta, consecuentemente, a la exploración y objetivación de ese mundo interno del que el sujeto no tiene conocimiento, considerando lo inadvertido o inconsciente de la conducta como un componente esencial de la misma, precisamente por considerar que es lo inconsciente lo que da sentido y soporte a la conducta manifiesta. Ese objetivo marca la diferencia que la distingue de otras metodologías, las cuales tratan de una forma más marginal los componentes inadvertidos de la conducta.
Una gran parte de la actividad psíquica se produce al margen de la conciencia, aunque dicha actividad y contenidos los podemos deducir a partir de lo que es conocido. Un concepto central en la orientación psicodinámica es el de que, tanto las conductas, como los síntomas, están notablemente influidos por fuerzas de naturaleza inconsciente cuyos factores causales son múltiples y bastante complejos.
La consideración del carácter específicamente individual de toda experiencia humana. Como señala Erich Fromm (1972), “nunca la experiencia de una persona es idéntica a la experiencia de otra... de hecho, hasta la experiencia de una misma persona no es nunca la misma en ocasiones diferentes, porque nadie es exactamente el mismo en dos momentos de su vida”. El pensamiento psicodinámico plantea que nosotros no nos conocemos verdaderamente a nosotros mismos, siendo una de las metas del tratamiento alcanzar el self verdadero del paciente. Fonagy (2003) destaca que “la necesidad de ser conocido, validado y reconocido puede ser tan fundamental como el deseo de comprender en el curso de una terapia dinámica”.


Sigmund Freud


El ello (id): Conjunto de impulsos y deseos inconscientes que continuamente buscan expresión. Opera acorde al principio de placer.
El yo (Ego).-  Mediador de la realidad, consciente y necesidades instintivas. Opera acorde al principio de realidad: por medio de razonamiento inteligente, el yo trata de demostrar la satisfacción de los deseos del id hasta que pueda hacerse de manera segura y exitosa. Opera en los niveles consciente, subconsciente e inconsciente.
El súper yo (Superego).- No nacemos con él, lo desarrollamos con el tiempo. Son los estándares sociales que el individuo ha interiorizado, la consciencia y el yo ideal (como le gustaría ser a la persona).
Mecanismos de defensa.- Cuando el ego es incapaz de controlar los impulsos del id de manera aceptable para el superyó, experimenta ansiedad. La ansiedad causa sentimientos de desasosiego, aprensión o preocupación. El ego recurre al uso de una variedad de mecanismos de defensa para reducir la incomodidad causada por la ansiedad.
-Negación: Rehusarse a reconocer una realidad dolorosa o amenazante.
-Represión: Excluir de la consciencia pensamientos incomodos
-Proyección: Atribuir a otros los propios motivos, sentimientos o deseos reprimidos.
-Identificación: Adoptar las características de alguien más para evitar sentirse incompetente.
-Regresión: Volver a la conducta y las defensas infantiles.
-Intelectualización: Pensar de manera abstracta acerca de problemas estresantes.
-Reacción formativa: Expresión de ideas exageradas que son lo opuesto de las creencias o sentimientos reprimidos.
-Desplazamientos: Cambiar los motivos reprimidos de un objeto original a un objeto sustituto.
-Sublimación: Reorientar los motivos y sentimientos reprimidos en canales socialmente más aceptables.
La teoría de Freud del desarrollo de la personalidad es psicosexual, se concentra en la forma en la que satisfacemos el instinto sexual en el curso de la vida. Hay varias etapas, cada una es enfocada en diferentes partes del cuerpo:
-Etapa oral
-Etapa anal
-Etapa fálica
-Etapa de latencia
-Etapa genital

 Alfred Adler


 Alfred Adler decía que la gente se esfuerza por perfeccionarse social y personalmente, se establecen metas importantes para sí mismos que se dirigen a su conciencia.
Esta gente comúnmente utiliza el método de compensación, que es el desarrollo de la personalidad para superar debilidades físicas.
Además, Adler también hablo del complejo de inferioridad, dijo que era una fijación en sentimientos de inferioridad y como consecuencia había una parálisis emocional  y social.
Adler califico a los estilos de vida para alcanzar la perfección persona y en sociedad en 4:
- tipo dirigente – poco interés social o percepción cultural
- tipo obtenedor – toman en lugar de dar.
-tipo evitativo – escapan de los problemas de la vida y no participan en actividades constructivas desde el punto de vista social.
-  tipo socialmente útil – tienen  mucho interés en actividades sociales.


Erik Erikson


Este psicoanalista le daba mucha importancia a la relación padre- hijo, decía que este era el primer contacto con la sociedad determinaría como será con ellos y los demás.
Los niños desarrollarían un sentido de identidad si se sienten compatibles y valorados ante los ojos de sus padres y ante la sociedad. Que sientan que sus necesidades y deseos son compatibles con los de la sociedad personificada por su familia.
Además clasificó a la vida en  8 etapas:
- esperanza (1-2 años)
- voluntad (3-4 años)
- determinación (5-6 años)
- competencia (7-12 años)
- fidelidad (12 – 19 años)
- amor (20 – 40 años)
- cuidado (40 – 65 años)
- sabiduría (desde 65 años)


Karen Horney


Karen Horney le daba mucha importancia a los factores ambientales y sociales.
Ella hablo mucho de la ansiedad. Decía que era una reacción a peligros reales o imaginarios, no siempre en contextos sexuales.
Después de largos estudios, Horney llego a la conclusión de que los adultos ansiosos desarrollaban tendencias neuróticas como:
- moverse hacia- acercarse (sumisión) – ceder y someterse
- moverse contra – atacar (hostilidad) – inseguro y ansioso
- moverse lejos – alejarse (desapego) -  no quieren ser lastimados.
Por ultimo llego a la conclusión de que la confianza característica de cada persona en cualquier tendencia, se refleja en sus patrones de conducta o tipos de personalidad.

Carl Jung




Carl Jung planteó que el inconsciente consta de dos componentes bien diferenciados: el inconsciente personal, que contiene los pensamientos reprimidos, las experiencias olvidadas y las ideas no desarrolladas; y el inconsciente colectivo, río subterráneo de recuerdos y patrones conductuales que fluyen hacia nosotros desde las generaciones pasadas.
A través de milenios, la mente humana ha ido adquiriendo ciertas formas del pensamiento, o arquetipos, que dan origen a las imágenes mentales o a las representaciones mitológicas. La persona, uno de los muchos arquetipos descritos por Jung, es la parte de la personalidad por la cual nos conoce la gente, una especie de máscara que nos ponemos en público. Los otros dos arquetipos importantes son el ánima (expresión de los rasgos femeninos en el varón) y el animus (expresión de los rasgos masculinos en la mujer).
Jung creía que en general mostramos una de dos actitudes frente al mundo: a los extrovertidos les interesan los otros y el mundo en general; a los introvertidos les preocupa más su mundo privado. Más tarde, Jung dividió a las personas en individuos racionales, que regulan su conducta con los pensamientos y los sentimientos, e individuos irracionales, que basan sus acciones en percepciones, tanto sensuales como intuitivas.




¿Que es la Personalidad?

La personalidad  se refiere a un conjunto dinámico de características psíquicas de una persona, a la organización interior que determina que los individuos actúen de manera diferente ante una circunstancia. El concepto puede definirse también como el patrón de actitudes, pensamientos, sentimientos y repertorio conductual que caracteriza a una persona y que tiene una cierta persistencia y estabilidad a lo largo de su vida de modo tal que las manifestaciones de ese patrón en las diferentes situaciones posee algún grado de predictibilidad.
El concepto de «personalidad» proviene del término «persona», denominación que se utilizaba para la máscara que portaban los actores de teatro en la antigüedad. Sin embargo, ya en ese entonces se hablaba en un sentido amplio y figurado de «personas» para referirse a los roles, es decir a «como quién» o «representando a quién» actuaba un determinado actor teatral tras su máscara. El concepto paulatinamente se transfirió a otras esferas de la sociedad, más allá del teatro, pero en una primera época, «personas» eran solamente los ciudadanos, jurídicamente provistos de derechos (en contraste con los esclavos que no eran considerados personas, puesto que no podían decidir sobre su propio actuar, ni menos aún deliberar sobre el de los demás). El concepto estaba inicialmente muy restringido a aquellos ciudadanos poderosos, que gozaban de honra, prestigio y, en respeto a su dignidad, eran los únicos poseedores de derechos ciudadanos. En el transcurso de los siglos, el concepto de «persona» se fue transformando gradualmente en uno más general (en igual medida de la generalización de los derechos ciudadanos) hasta llegar utilizarse en el sentido coloquial actual, es decir, prácticamente como sinónimo de «ser humano». En el contexto de este desarrollo conceptual, la aparición del adjetivo «personal» facilitó el desarrollo del sustantivo «personalidad», utilizado para designar la totalidad de características «personales» que interactúan dinámicamente entre sí para producir aquél estilo relativamente estable de desenvolverse individual y socialmente que un individuo posee.